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TODOS CONTRA ESPAÑA. LA CRISIS DEL PEPINO

TODOS CONTRA ESPAÑA. LA CRISIS DEL PEPINO

Que España es un país que presume de tenerlo todo, eso es algo indiscutible. Buen clima, para todos los gustos, buena gastronomía, una ciudadanía abierta y simpática, muchísima historia y un patrimonio cultural y artístico de los más importantes del mundo. Con todo esto, España está inmersa como el resto de países en una crisis económica de la cual no vamos a hablar, pero hay a quienes parece ser, les interesa hacernos aun más daño, quizás por miedo a que nuestra España, pueda dar el acelerón antes de lo esperado y el motor de Europa, que se supone es Alemania, parece no gustarle, pues nos saldríamos de las líneas marcadas por la Canciller Angela Merkel, que a priori de cómo funcionan las cosas en la Unión Europea, parece la dueña y señora del cortijo del viejo continente. Dicho esto entramos en materia y si se trata de ser patriota, pues lo somos, pero así, mal vamos para un futuro de Unión entre europeos. Los días 24 y 25 de mayo, dos ancianas de 83 y 89 años, perdían la vida a causa de una variante del germen E-coli en Alemania. Sin fundamento alguno y ni tan si quiera haber hecho unos análisis previos, el día 26 la senadora de la ciudad-estado de Hamburgo, la señora Cornelius Prüfer-Storcks, señala a España como la culpable de infectar a estas personas, y más concretamente a nuestros pepinos. Con ello, Finlandia y Dinamarca recomiendan no consumir pepinos españoles a sus ciudadanos, Bélgica y la República Checa bloquean las importaciones de pepinos españoles y Rusia, prohíbe la entrada de cualquier verdura u hortaliza procedente de España. Posteriormente, Italia confisca el 31 de mayo varias toneladas de verduras españolas para evitar su consumo y Estados Unidos, decide revisar todos los envíos de pepinos españoles hasta nuevo aviso. La señora Cornelius, que ya podría haberse metido su apellido por donde dicen que amargan los pepinos, después de haber dañado seriamente la economía de un país, de haber destruido empleo temporal y de haber dañado mundialmente la imagen de un país soberano como el nuestro, sabiendo que ha cometido el mayor de los errores acusando a España de provocar una epidemia, dice públicamente que no pedirá perdón a nuestro país por los daños causados. Después de haberse demostrado que la dichosa bacteria no procedía de nuestros alimentos y sí de unos brotes de soja de no sé que sitio, la señora Cornelius, se pasa por el mismo forro el daño causado, y cual alemán, de la Alemania nazi hitleriana, saca pecho y en tono desafiante comparece públicamente para decir que la bacteria no se encontraba en los pepinos sino en unos brotes de soja, pero nada de pedir perdón. Ante esta situación, España actúa y como de costumbre, con la educación que nos caracteriza, solo pedimos resarcir las pérdidas económicas sufridas al Consejo de Ministros de la Unión Europea, toda vez que se retira la alerta sanitaria contra los pepinos españoles. Pero el daño ya está hecho, y lo que sí deberíamos es haber tenido un par de narices, para exigir a Cornelius su dimisión inmediata y haber exigido a Alemania, responsabilidades políticas con el apoyo del resto de países europeos, pues no se puede acusar a los cuatro vientos sin estar seguro de lo que se dice. Creo que va siendo hora de plantar cara a esta gentuza de tres al cuarto, y sin querer ponerme a su altura, no puedo evitar al menos, pedir a los españoles que dejen de consumir cualquier tipo de producto alemán en tanto en cuanto, la señora Cornelius, no abandone su cargo. Si no sirve para estar ostentando un cargo público, que se dedique a otra cosa, por ejemplo, a probar la comida española, más sana que la Alemana.

Ángel Calle, “El Breve” y la hora de las dimisiones y responsabilidades

Bien es cierto y tal y como el propio Calle dijo en la rueda de prensa en la que anunciaba su renuncia al acta de concejal, que Zapatero no era el que perdía las elecciones, y esto es al menos, un primer paso para ir reconociendo errores, que han sido infinitos. Calle pasará a la historia no solo por haber sido el político que más partidos ha pisado en su trayectoria -por cierto, todos de izquierdas, eso sí-, sino por ser de momento, el alcalde más breve de la democracia. Y es que ha hecho méritos para serlo. Durante sus años de oposición al frente del PSOE en el ayuntamiento de Mérida, los ciudadanos percibieron en Calle lo que siempre transmitió, una persona amable, cercana, comprensible y que siempre estuvo al lado de los más necesitados. En los últimos cuatro años de gobierno del PP, antes de que el PSOE alcanzara el gobierno local, Calle estuvo apoyado públicamente por varias organizaciones vecinales, deportivas y por una televisión privada, que si no le apoyó de manera clara, sí le dio la voz y el tiempo que otros medios no le daban. Entonces, se veía a un Calle que podía dar a la ciudad un aire fresco y nuevo, después de los escándalos que enturbiaron al gobierno de Acedo y del clima de crispación que los ciudadanos percibían con Pilar Vargas. En todo caso, y a colación de este comentario, cabe decir que Acedo para muchos ha podido ser el peor gobernante de la ciudad y para otros el mejor, pero que no se nos olvide a nadie que al Rey, le hacen malo sus “consejeros”, y en este caso, yo me atrevería a decir que a Acedo, le hicieron daño por aquel entonces, algunos de “sus consejeros”. Dicho esto, continúo. Calle, que se ganó la confianza de los ciudadanos y que tuvo el apoyo incondicional de la Federación de Vecinos (que le hizo mucho trabajo que él en la oposición no supo), algunas asociaciones de vecinos, clubes deportivos, Emérita TV, etc, llegado al gobierno, ignoró de forma descomunal a muchas de esas personas que en su día, no dudaron en poner la cara por él, dejando en la cuneta a tanta y tanta buena gente, y esto ha sido con total seguridad lo que le ha hecho a Calle perder las elecciones. El problema aumenta cuando algunos dirigentes del PSOE de Mérida, han visto como enemigos a quienes se atrevían a decirle a Calle que se equivocaba, algunos hasta pidiendo cortar cabezas, y se cegaban en creer que Calle era un Dios Todopoderoso y nada ni nadie podía ir en su contra. Eso funcionaba antes, pero ahora, la gente ya no se calla y entiende que tiene todo el derecho de decir como le plazca al gobernante de turno lo que está bien y está mal, que para eso cobran del dinero de todos. Y todavía es más grave cuando se apunta con el dedo a simpatizantes o militantes de su propio partido que criticaban sus gestos, su forma y sus decisiones (cuando todo se hacía precisamente, para que pudiera mantener al menos el gobierno cuatro años más). Muchos compromisos personales que no cumplió a diestro y siniestro y con la frialdad de poner a terceras personas de su partido como las responsables de que ciertas cosas no salieran adelante. Eso en mi tierra siempre ha tenido un calificativo que ahora me ahorro, para no hacer leña del árbol caído. Con todo esto, ahora toca hacer una valoración a quienes apuntaron, señalaron, abandonaron, dieron de lado, abochornaron, difamaron y engañaron a todas las personas que advertían que Calle lo estaba haciendo mal, muy mal. Ahora toca hacer una valoración de quienes piensan que cuatro ladrillos y un asfaltado es hacer una buena gestión. Ahora toca hacer una valoración y por dignidad humana y política, pedir la dimisión de tanto y tanto pelota que ha dañado al PSOE diciendo “sí wana”, a todo lo que Calle decía, aun sabiendo que erraba. Ahora, es el momento de que los “malos” que criticaban la falta de cercanía, de palabra y el mal hacer de Calle, pongan en su sitio a los Dioses, y como decía un histórico socialista emeritense que forma parte de la actual Ejecutiva Local del PSOE en el recuento de votos, “es hora de apartarnos del camino y que venga gente nueva, pero todos”. Tomen nota por el bien de los socialistas emeritenses, porque al partido y sus siglas, le hacen daño las personas que se ponen al frente cuando las cosas no se hacen bien.